Interior
Planta alta
La primera planta, a la que podrás acceder a través del patín interior, te llevará por un viaje en el tiempo, con la recreación de la vivienda que conoció Valle-Inclán, siguiendo la estructura de la tradicional casa grande urbana gallega de principios del siglo XIX. Durante el recorrido, te adentrarás en las distintas estancias que vieron nacer y desarrollarse a uno de los genios de la literatura española.
LA COCINA
Ya en el primer piso, uno de los lugares que llamará más tu atención será la cocina, conformada como uno de los espacios centrales de la casa. Está presidida por la tradicional lareira gallega. Este era el lugar donde se hacía el fuego y donde también se preparaba la comida (las ollas solían posarse sobre unos trípodes de metal). El humo salía por la campana o cambota que finaliza en una chimenea de cantería. Esta contaba con un sistema interno que permitía la salida de humos y que impedía la entrada de la lluvia.
Cerca de la lareira se solía colocar un banco largo de madera (denominado escaño), ubicándose la mesa en un rincón de la cocina. El fregadero está debajo de la ventana para aprovechar la luz natural.
Las alacenas, por aquel entonces, iban abiertas e incluso se aprovechaban posibles huecos que hubiese en los muros para este uso. Otro de los elementos característicos de la cocina tradicional de una casa gallega de esta época era la artesa. Se trata de una especie de cajón de madera en el que se guardaban alimentos y cuya superficie se utilizaba para amasar.
Dentro de las obras de Valle-Inclán se encuentran varias menciones a las cocinas, ya que en ellas se encontraban las distintas clases sociales. Allí se comía, se descansaba, se rezaba, se contaban cuentos y coincidían tanto los señores de la casa, como los empleados, los proveedores… y hasta el cura.
EL SALÓN
Considerado como el espacio de “respeto”, el salón se utilizaba únicamente para recibir visitas o para alguna celebración especial, ya que la vida cotidiana transcurría entre la cocina y el comedor diario. Su mobiliario y los objetos de decoración reflejan claramente el modo de vivir de una familia acomodada de la época.
Destaca especialmente la colección de relojes del siglo XIX. Encontrarás relojes españoles de estilo francés, de estilo románico, de guarnición y hasta un reloj Moretz de pared, entre otras piezas.
EL COMEDOR
Aquí se realizaban desayuno, comida y cena diarios. A diferencia de la cocina, aquí no existe la mezcla de clases. Los criados sólo entraban para servir la comida y retirarla, ya que donde ellos comían era en la cocina.
Este era el espacio de transición a los dormitorios, de carácter abierto y de paso. Como podrás comprobar, su distribución está muy enfocada a proporcionar comodidad en el día a día y versatilidad en su uso, más allá de cuestiones como la decoración.
Presta especial atención al fragmento de la película de los años 20’s La Malcasada, cedida por la Filmoteca Nacional, que podrás ver en el comedor de la Casa-Museo. En él aparece Valle-Inclán en el estudio de Julio Romero de Torres, posando junto a la actriz María Banguer. Esta pieza se considera una joya del audiovisual de la época por aunar más de cien personalidades durante la película, entre las que se encontraba el propio Francisco Franco, o el famoso torero Juan Belmonte, amigo del autor y cuyo nombre aparece en la producción valleinclaniana, por ejemplo, en su comedia Los cuernos de Don Friolera.
Una vez que concluye esta secuencia de la película podrás escuchar la voz de Valle-Inclán leyendo un fragmento de su afamada Sonata de Otoño. Esta es una grabación realizada en su día por el literato para el Archivo de la Palabra y de la que puedes disfrutar durante tu visita a la Casa do Cuadrante de Vilanova de Arousa.
Llamará tu atención que, en el fondo izquierdo de la estancia, se encuentra un rincón que fue muy importante en la infancia de Valle-Inclán y que así se ha visto reflejado en sus obras. Se trata del rincón de la hiladora, que menciona con detalle en Jardín Umbrío:
“Tenía mi abuela una doncella muy vieja que se llamaba Micaela la Galana. Murió siendo yo todavía muy niño. Recuerdo que pasaba las horas hilando en el hueco de una ventana y que sabía muchas historias de santos, de almas en pena, de duendes y de ladrones. Ahora yo cuento las que ella me contaba, mientras sus dedos arrugados daban vueltas al huso. Aquellas historias de un misterio candoroso y trágico, me asustaron de noche durante los años de mi infancia y por eso no las he olvidado. De tiempo en tiempo todavía se levantan en mi memoria, y como si un viento silencioso y frío pasase sobre ellas, tienen el largo murmuro de las hojas secas. ¡El murmullo de un viejo jardín abandonado!”
DORMITORIOS
La Casa do Cuadrante cuenta con varios dormitorios. Estos suponían la parte más “flexible” de la casa gallega típica de la época. Estas estancias iban modificándose de acuerdo con las necesidades, de modo que se incrementaban a medida que fuese aumentando la familia.
Por ello, no resulta extraño encontrar pequeñas alcobas, creadas en su momento tabicando una de las antiguas estancias para poder habilitar un espacio para un nuevo miembro de la familia. El dormitorio principal es el único denominador común a lo largo de la historia de la Casa do Cuadrante, mientras que los secundarios se fueron modificando a lo largo del tiempo. Estos se localizaban en línea paralela a la fachada principal de la casa y llegó a haber dos más de los existentes actualmente. En tu visita a la Casa-Museo podrás ver la variabilidad de tamaños o cómo se colocaban los antiguos muebles destinados al aseo diario.
DESPACHO
Como curiosidad, encontrarás un pequeño despacho que recrea ese espacio para la creación y donde Valle-Inclán podría haber dado uso a su privilegiada pluma durante el proceso de escritura de su primera novela Femeninas, nacida en la misma tierra vilanovesa que su autor. En este espacio se aúnan literatura, economía y ocio. Destacada es también la colección de pipas que podrás ver, fiel testigo de la calidad y originalidad de la ebanistería típica de la época.